Los padres quieren lo mejor para sus niños pequeños, pero en ocasiones, poco a poco y casi sin darse cuenta, los problemas comienzan a aparecer y hacen que los primeros años de la vida del niño sean más difíciles de lo necesario.
Podemos ayudar cuando los padres o los cuidadores están preocupados por los problemas que afectan a sus niños como, por ejemplo:
Comportamiento agresivo.
Un comportamiento que denota tristeza y aislamiento.
Problemas de sueño y alimentación.
Inquietud, irritabilidad.
Dificultad para comunicar sus necesidades y preferencias.
Dificultad para llevarse bien con otros niños o adultos.
También podemos ayudar a los padres cuando tal vez:
Duden sobre lo que se considera normal o lo que se puede esperar.
Se sientan abrumados, deprimidos o aislados.
Traten de combatir los recuerdos de una infancia difícil.
Estén lidiando con las tensiones que dificultan concentrarse en la crianza de los niños.